Bruno Valle G.
INTRODUCCIÓN:
Santiago 1:19-25
1.
Oír quiere decir
que percibimos los sonidos a través de los oídos, sin
necesariamente entender lo que estamos oyendo. Por el contrario,
para escuchar algo, debemos tener activados otros sentidos
para entender lo que estamos oyendo.
2. Por ejemplo. al oír sólo
tenemos activado nuestro sistema auditivo, mientras que cuando escuchamos
también debemos prestar atención, concentrarnos, pensar y razonar.
3. El oir es
un acto involuntario, mientras que el escuchar es un acto
intencionado.
4. Uno oye las palabras en un mensaje.
Uno escucha las palabras de un mensaje más cualquier otra señal que complemente
el mensaje. Uno oye voces y sonidos. Uno escucha mensajes.
5. También podemos oír con los
ojos: La impresión de una joven de triste pasado.
I – EN LA BIBLIA ESCUCHAR ES FUNDAMENTAL
A. La Biblia señala el peligro de hacer
oídos sordos a la palabra de Dios: "Cesa, hijo mío, de oír las enseñanzas
que te hacen divagar de las razones de sabiduría" (Proverbios 19:27).
Fallar al escuchar palabras sabias sólo disminuye a la persona que las ignora,
mientras que quien las habla no sufre ninguna pérdida.
B. El oído que escucha las
amonestaciones de la vida, Entre los sabios morará. El que tiene en poco la
disciplina menosprecia su alma; Mas el que escucha la corrección tiene
entendimiento. Prv.15:31,32. RV60
C. Jesús comparó el escuchar y
la obediencia con un hombre sabio, Mt.7:24,25. (Guillermina, sobre la roca)
II – ESCUCHAR INICIA EL PROCESO DE LA OBEDICIENCIA
A – Oír La
obediencia es un proceso de varios niveles. A esta palabra está asociada otra, es la palabra oír.
Muchas veces en la Biblia, en el Antiguo Testamento se traduce también la
palabra hebrea para obedecer como oír:“Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, Y no
desprecies la dirección de tu madre;” Prv.1:8.
RV60.Usando lenguaje literal, debería
decir: “obedece, hijo mío”…
Un pasaje muy singular en el que se juntan ambas ideas, obedecer y oír,
está en Gn.3:17: Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la
voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No
comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella
todos los días de tu vida.
La actitud de José fue notable, al no cumplir los deseos de la mujer de
su amo, Gn.39:10, pues no la escuchó.
La palabra griega para obedecer significa literalmente “oír
desde abajo”, es decir: escuchar bajando la cabeza, escuchar con sumisión o
atender, como lo hacían los esclavos del tiempo de la Biblia, Hch.12:13. El
cristiano debe escuchar sumisamente la voz de Dios. Entonces, en cierta forma,
la obediencia conlleva el quebrantamiento de la voluntad para someterse a la de
otro.
Así que la obediencia es un proceso que inicia con oír el mandato, o los
deseos de alguien para ser llevados a cabo. Esta fue la disposición de Rut, que
oyó los consejos de su suegra y dijo que haría exactamente lo que ella sugería.
Rut.3:5.
B – Persuasión: El segundo paso de la obediencia es
la persuasión. En el Nuevo Testamento se utiliza una palabra específica para
traducir persuadir, como en Mt.27:20. Este pasaje narra que los sacerdotes
hablaron a la multitud y con sus palabras la persuadieron a pedir la muerte de
Jesús. Persuadir indica oír una voz, dejarse convencer por
esa voz y hacer caso, Hch.5:40.
Así que primero se
oye, luego se es persuadido por lo que se oye. Como dice el diccionario de
Vine: “La obediencia sugerida no es la de sumisión a la
autoridad, sino que resulta de la persuasión”. Obedecemos solo cuando
estamos completamente convencidos de que la orden recibida es correcta y
oportuna. Rut quedó persuadida de que las instrucciones de su suegra eran
correctas y necesarias, por lo tanto, obedeció. Rut.3:5. Una persona puede
obedecer hasta estar convencida que lo que Dios dice es correcto. Piense: ¿nos
puede ordenar el Señor que no esté bien?
C – Fe: Un tercer elemento involucrado en la obediencia es la fe. También en el
diccionario de Vine encontramos la siguiente idea:
“Cuando una persona obedece a Dios da con ello la única evidencia
posible de que en su corazón cree a Dios. Naturalmente, es la persuasión de la
verdad lo que resulta en fe (creemos porque somos persuadidos de que la cosa es
cierta…)
Al ser persuadidos, se genera en nuestra mente una convicción de fe, y a
la vez, una acción externa, es decir, lo que creemos nos lleva a actuar porque
estamos convencidos. De hecho, Rut confió, con certeza de fe, que lo que haría
tendría algún buen resultado, aunque no sabía exactamente cuál.
Simplemente lo creyó.
En resumen: la obediencia es un proceso en la conciencia y en las
acciones de las personas, que se inicia con oír, luego con ser persuadió por lo
que se ha oído, nos dejamos convencer; después sigue la fe, se cree lo que se
dice. Finalmente, el resultado de todo este proceso es la acción, conforme a lo
que se escuchó.
D - Grandes ejemplos en la Biblia:
A lo largo de la Biblia se muestran grandes ejemplos de obediencia en
hombres que lucharon por hacer la voluntad de Dios, aunque esa obediencia
pareciera conducirlos a actos ridículos o reprochables, como en el caso de Noé,
Gn.6:22; también Abraham, dejó su seguridad y todo lo que tenía por cumplir la
voluntad de Dios, Gn.12:4. La obediencia de Abraham traería sobre él la
bendición que Dios le había prometido, Gn.18:19.
La obediencia provee a las personas una comunión íntima con el Señor,
Ex.19:5. Y su favor por muchas generaciones, Nm.14:24.
Si hablamos de Dios, la obediencia a su voluntad es de máxima
complacencia para él. Lo podemos comprobar en las palabras de Samuel a Saúl,
1Sm.15:22. Por eso, el oír la palabra y no obedecerla es un asunto engañoso,
Stg.1:22-25, que no trae ningún beneficio a quienes actúan de esa manera.
III – ESCUCHAR LA PALABRA BENEFICIA GRANDEMENTE:
A- Este será bienaventurado en
lo que hace… Esto es porque el sencillo cumplimiento de la palabra es el
cumplimiento de los principios universales que gobiernan esta vida, los cuales
nos indican la carretera correcta para llegar al destino que hemos elegido.
B- Este es mi hijo amado en
quien tengo complacencia… porque su obediencia fue total.
Conclusión: escuchemos desde abajo, en completa sumisión al Rey.
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