OLVIDANDO LO QUE QUEDA ATRÁS, Filipenses 3:12-14

 


12 No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. 13 Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, 14 prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.  Fil.3:12-14, RV60

PROPÓSITO: animar a los hermanos a INICIAR DE NUEVO, olvidando el pasado, para asegurarnos un futuro feliz, lleno de bienestar, de alegría.

INTRODUCCIÓN:

1 – Muchos de nosotros somos mayores, en cierta forma, tenemos un buen kilometraje recorrido. A algunos nos ha servido vivir, a otros no. Esto me recuerda que en Costa Rica, las personas tienen un dicho: tan viejo y tan tonto, tan joven y tan tonto. Esto quiere decir que NUNCA HAY TIEMPO PARA SER TONTO, ni de joven ni de viejo. Pero la mayoría de personas desperdician el tiempo entrenándose como tontos. Es importante envejecer sabiamente.

2 – Parte de envejecer sabiamente  es saber que la vida tiene un propósito, y hemos de dedicar nuestro tiempo a alcanzar ese propósito.  Al caminar hacia ese propósito, por lo general, casi todas las personas cometemos el error de mirar permanentemente hacia atrás. Pero, el ejemplo de san Pablo nos anima a comenzar, reiniciar, o seguir en el camino que nos lleva a nuestra meta de vida.

I – PROSIGO

A – No que lo haya alcanzado… V.12. Pablo había comenzado un recorrido en su vida, “alcanzar el llamamiento de Cristo”, V.14.

B – Antes de iniciar en esta vocación, Pablo tenía una vida llena de privilegios, Vs.5-8. Por la forma en que habla, él demuestra que su antiguo camino y sus metas estaban erradas.  Renunció a todo lo que era para encaminarse a una meta superior. Él murió por alcanzar esa meta.

C – Basta con estar vivos para tener un camino que recorrer.  Nadie puede recorrerlo por nosotros, ni nuestros padres, ni nuestros parientes, ni nuestra pareja, ni los de la iglesia.  Somos nosotros los llamados a caminar diariamente por el camino de la vida, hasta llegar a nuestro destino final.

      A Antonio Machado se le recuerda por su bello poema, Caminante no hay camino, que bien pudo escribir pensando en cualquiera de nosotros, porque sin ninguna duda, somos nosotros los protagonistas de nuestra propia historia:

CAMINANTE NO HAY CAMINO

Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.

D – Lamentablemente, hemos cometido un inmenso error: hemos abrazado nuestro pasado, el cual se presenta en forma de amargura, frustración, falta de perdón, también como irresponsabilidad, porque culpamos a otros por nuestros fracasos. Pero debemos hacer lo que Pablo hizo:

II – OLVIDO

A -  Olvidar es una de las mejores cosas  que podemos hacer para llegar a la meta. Para Pablo, olvidar era dejar atrás todo lo que era, sus privilegios, una posición envidiable, V.8. También era dejar atrás los escalones que había subido, dejar atrás el trayecto del camino.

Todos ustedes saben que he cambiado constantemente en las etapas de mi vida: fui uno de los ministros de la iglesia en una congregación importante en San José, Costa Rica. Cuando regresé a Nicaragua, una congregación con 400 miembros me recibió y me hizo parte de sus predicadores y de sus líderes. Decidí renunciar en 2004.  Muchas personas no entendían lo que estaba haciendo.  Pero me fui a emprender mi propio camino. Cuando inicié una nueva obra  en 2005, tuve el sueño de tener algo grande, una propiedad espaciosa,  un templo considerable, y por la gracia de Dios, junto a mi familia, pudimos lograrlo. En 2017, por algunos desacuerdos, llegué a la conclusión que era tiempo de dejar todo aquello que había trabajado, así que también renuncié. Decían que yo había abandonado la iglesia, y creo que algunos hermanos sufrieron con mi partida. Nuevamente quise participar en esa congregación, pero el Señor me mostró que aquel ya no era mi lugar. En enero de este año, 2021, emprendí otro trayecto del camino. He recibido maldiciones de personas que jamás esperé recibirlas, pero el trayecto de mi camino es otro, más adelante. Ahora estoy con un grupo de hermanos, tratando de apoyarlos para que desarrollen y triunfen en la vida. El Espíritu Santo lo está haciendo, obteniendo cambios en muchos, aunque no en todos.

Todo lo que recorrí ya lo olvidé, no puedo darme el lujo de estar viendo atrás, no puedo lamentarme por lo que dejé.  Muchos lo harían, yo no.  Para mí solo existen dos cosas: el presente, que son ustedes, y el futuro, aquello en lo que nos estamos convirtiendo.[1]

B – Muchas personas acá han fracasado por una cosa: se han aferrado al pasado: “lo que me hicieron”, “lo que me dijeron”, “todos son culpables de lo que soy”. Han hecho su pasado un ETERNO PRESENTE, porque siempre lo traen encima, y eso les impide     avanzar.  USTED AVANZARÍA RÁPIDAMENTE SI SOLTARA SU PASADO.

C – El pasado sirve para aprender, nada más. Cuando Pablo miraba atrás, solo era para recordar de dónde había salido, era para ver cuánto había avanzado, nada más.

En una ocasión, un grupo de jóvenes de la iglesia nos reencontramos con un hermano que se había marchado al extranjero. Habían pasado dos años. Yo le escuché decirle a uno de nosotros: “Me fui por mucho tiempo, regreso y te encuentro siempre con lo mismo, 2 + 2 son cuatro.  ¡No has avanzado nada!” Y en efecto, aquel muchacho no había cambiado nada.

Tome nota del pasado, haga uso del mecanismo cerebral para olvidar.  Dios ha equipado el cerebro humano con un mecanismo muy especial: el olvido. El olvido es un proceso de selección de aquellos recuerdos que son útiles, los recuerdos innecesarios dejan de existir en el cerebro.  ¿Se imagina usted si no olvidáramos nada? No podríamos hacer buen uso de los recuerdos. Todos nuestros recuerdos estarían allí, y no sabríamos cuál usar, porque todos tendrían el mismo valor. Sería como ir a una inmensa biblioteca y que los libros estuvieran sin clasificar, ¿cómo podríamos encontrar una información? Sería imposible, porque, sin orden, simplemente, los libros no nos servirían de mucho. Así es el olvido, sirve para quedarnos con los mejores recuerdos.

D - Dejemos de castigarnos con el pasado, dejemos de estar recurriendo al pasado con los mismos recuerdos, con los mismos pensamientos. En un río no te bañas dos veces en la misma agua. Mientras que en una cisterna el agua pierde vida. Un disco rayado puede repetir varias veces una misma sección de la música, pero finalmente, termina avanzando. NO SEAMOS PEOR QUE UN DISCO REYADO.

E - Cuando el pasado te llame, no contestes, porque él no tiene nada nuevo que ofrecerte.  Un día, conversando con el hermano Tony, le dije que no quería comprar una motocicleta porque a mi hijo le habían robado su moto, así que no quería que me pasara lo mismo. Él me dijo algo que me hizo cambiar de opinión: LO QUE LE PASÓ A SU HIJO NO TIENE POR QUÉ PASARLE A USTED.

III – ME EXTIENDO A LO QUE ESTÁ ADELANTE

A - Si has sufrido decepciones, no te desanimes, comienza de nuevo. Siempre podemos comenzar de nuevo.  Para Pablo, solo existía algo: el futuro, aquello a lo que se extendía. NUESTRO CAMINO TIENE UNA META, Y SOLO CAMINANDO PODEMOS LLEGAR A ELLA.

B – Si has fracasado en tu vida, no mires hacia atrás, ni hacia abajo. MIRA AL FIRMAMENTO, EXTIENDE TUS ALAS. VUELA.

C – Lo que somos ya existe, está allí en el futuro, pero Dios nos ha traído al presente para caminar hacia el futuro. Nuestra meta es una realidad, pero hemos sido puestos al inicio de la carrera para disfrutar del trayecto, para aprender, no para ver atrás y estancarnos.

CONCLUSIÓN

1 - Divorciate del pasado, enamórate del presente, y conquista el futuro.  

2 - El pasado te llama todos los días, está allí. Quiere ser tu carga. No te dejes. Olvida.

3 – Vamos a la meta del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.

 



[1] Esta es una ilustración personal, pero usted puede hacer referencia a alguna experiencia de su propio ministerio.

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