UNA IGLESIA VENCEDORA

 


 Propósito: Alentar a la iglesia a buscar permanentemente la victoria espiritual.

Introducción: En el mundo tendréis aflicción, pero confiad, yo he vencido al mundo. Jn.16:33. Fueron de las últimas palabras de Jesús antes de morir en la cruz. ¿Cómo podría alguien a quien matarían en breves horas decir que ha vencido?  La imagen del crucificado invalida todo pensamiento que toma el éxito como algo positivo.

 I-                   UNA ADECUADA DISPOSICIÓN DE TRIUNFO. Ro.8:37

A-     “Pero a pesar de todo, nuestra victoria es absoluta”[1]Y, En medio de todos nuestros problemas, estamos seguros de que Jesucristo, quien nos amó, nos dará la victoria total.” [2] La victoria de la iglesia abarca todas las dimensiones de la vida, Vs.38,39.

1-      En esta frase Pablo incluye todo el alcance de la vida, Muerte y vida.

2-     Y todas las fuerzas sobrenaturales hostiles, ni los ángeles, ni los poderes y fuerzas espirituales, sea arriba o abajo del nivel de la tierra.

3-     Incluye todas las preocupaciones del tiempo: ni lo presente, ni lo futuro.

4-     Luego, no sea que alguna fuente de amenaza haya sido pasada por alto, agrega: ni ninguna otra de las cosas creadas por Dios.

5-      Tenemos el triunfo sobre la tentación, sobre el pecado mismo, los problemas, las enfermedades, la escasez, la desnudez, e incluso tenemos esperanza sobre algo en lo cual el mundo no la tiene: LA MUERTE DE CRISTO NOS DA LA VICTORIA SOBRE LAS AFLICCIONES MÁS SEVERAS DE LA VIDA.

B-     Toda nuestra disposición para triunfar debe estar basada en Jesucristo, POR MEDIO DE AQUEL QUE NOS AMÓ.

1-      Toda lucha que no esté basada en Jesucristo es una clara jactancia humana.  El que lucha sin considerar a Jesús como la fuente de su fortaleza está listo para pecar.

2-      Pablo reconoció a Jesús como la fuente de todo poder, Fil.4:13. San Juan el apóstol vio una visión de Jesús como el vencedor absoluto de toda la historia humana, Ap.6:2.

3-     La base de sobre la cual está fundamentada la iglesia es Jesucristo, Mt.16:18.

 II-                ENFRENTANDO LAS AFLICCIONES. Ap.2, 3:7,9-15


A-     “En el mundo tendréis aflicciones”… quizás ninguno de sus discípulos imaginó qué tipo de aflicciones eran.

1.       En el año 64 D.C. sucedió el incendio de Roma.  El pueblo sospechaba de Nerón, y este, para alejar de si mismo las sospechas, acusó a los cristianos y ordenó que los persiguieran y castigaran.  Uno de los primeros mártires de esta persecución fue el mismo Pablo.

2.      Para el tiempo de los césares romanos, ser cristiano era enfrentarse a un destino marcado con la muerte: los hermanos eran quemados, lacerados, devorados por las fieras, decapitados, como el caso del mismo Pablo, muertos a espada, torturados, etc. Y aunque los cristianos entendían que la muerte era inminente, ellos comprendían lo que decía el apóstol en Romanos 8:18. Pudieron vencer el temor a la muerte porque se sostuvieron como viendo al invisible:  Dios era el poderoso gigante que estaba con ellos, 1Jn.5:4.

B-     Las promesas de Jesús dan aliento a la iglesia para seguir adelante, Ap.2,3: el que tiene oído oiga… somos llamados a discernir las promesas de Jesús.

 III-             SOMOS MÁS QUE VENCEDORES, Ro.8:37


A-     Dios nos ha llamado a triunfar sobre todos nuestros enemigos, sean invisibles, reales, patológicos, o de cualquier naturaleza.

B-     Casi todas las personas con las cuales hablamos de la Biblia nos dicen que la vida cristiana es algo muy serio y que no quieren jugar con Dios, y tienen razón, porque cuando nos convertimos nos enfrentamos a verdaderos gigantes, pero nosotros tenemos una honda llamada fe con la cual podemos derribar cualquier gigante que se atraviese en nuestro camino. No nos vamos a asustar por nada.  Vamos a seguir luchando. Vamos a obtener una victoria absoluta.

 CONCLUSIÓN:

1- a las 7 de la tarde de 1969, unos cuantos miles de espectadores permanecieron en el estadio olímpico de México.  Estaba casi oscuro. Los últimos participantes de la carrera de maratón cruzaban vacilantes la línea de meta. Finalmente, los allí presentes oyeron el aullido de las sirenas de los coches policiales.  Mientras los ojos se dirigían a la puerta, un corredor solitario , con los colores de Tanzania, entró a tumbos en el estadio.  Se llamaba John Stephen Akhwari. Era el último participante en terminar la carrera de 42 Kms. Se había dañado la pierna en  una caída y la llevaba sangrando y mal vendada. Corrió cojeando la última vuelta por la pista.  Los espectadores se levantaron y le aplaudieron como si fuera el ganador.  Después que cruzó la línea de meta, alguien le preguntó por qué no había abandonado la carrera, a lo que simplemente contestó:  mi país no me envió a 7000 millas de distancia para comenzar una carrera. Me enviaron a 7000 millas para terminarla.



[1] Versión paráfrasis del Nuevo Testamento, no hay amor más grande.

[2]Biblia en Lenguaje Sencillo : Nuevo Testamento. 2000 (electronic ed.) . Sociedades Biblicas Unidas: Miami

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