Propósito: interpretar el valor que la muerte de Jesús tiene para el mundo entero, mostrar, descriptivamente, cómo murió Jesús, e invitar a los amigos a aprovechar ese sacrificio.
INTRODUCCIÓN:
1.
Los evangelios nos muestran la
maravillosa historia de Jesús, quien vino al mundo principalmente para cumplir
la misión que Dios le encomendó: morir por los pecados del mundo, Mt.20:28.
2.
Cuando estuvo entre los hombre
solamente bienes hizo. Sin embargo, lo
mataron. ¿Por qué? No solo lo mataron, sino que lo hicieron de la forma más
cruel de la historia.
3.
Muy pocas personas en el mundo
entienden el significado de la muerte del Señor. Hoy veremos cómo esta muerte
es para nosotros, lo más importante que pudo haber ocurrido.
I-
¿POR QUÉ MURIÓ JESÚS?
A. Murió por nuestros pecados. El profeta
Isaías lo dijo de una manera muy clara: “Pero fue traspasado a
causa de nuestra rebeldía, fue atormentado a causa de nuestras maldades;
el castigo que sufrió nos trajo la paz, por sus heridas alcanzamos la salud.
Todos nosotros nos perdimos como ovejas, siguiendo cada uno su propio camino,
pero el Señor cargó sobre él la maldad de todos nosotros.” Is.53:5,6, DHH. Su
muerte fue sustitutiva, tomó nuestro lugar, pues éramos nosotros los que
merecíamos ser castigados, porque fuimos nosotros los que pecamos.
1. Cuando yo era niño, alguien dijo: Nosotros somos los culpables de la
muerte de Cristo. Enseguida pensé; ¿Por qué yo soy culpable si ni siquiera
había nacido?
2. Muchas personas solo ven a Jesús como un hombre bueno que fue
asesinado. Tal vez usted sea una de ellas. Para muchas personas en el tiempo
bíblico el evangelio era una locura, porque solo los criminales eran crucificados,
por eso la gente se preguntaba, ¿cómo puede un criminal ayudar a mi salvación?
B. Para ser nuestro sustituto. Un sacrificio
era la opción que Dios dispuso para los hombres con el fin de permitir que otro
muriera en su lugar, y escapar así de la muerte como castigo por sus pecados.
1. En su misericordia, Dios aceptaba la sangre y la vida del sustituto en
lugar de la del culpable. Por eso, el escritor de
Hebreos escribió “no hay perdón de pecados si no hay derramamiento de
sangre”. He.9:22. A este acto le llamamos sustitución.
2. ¿Cómo se efectuaba la sustitución según el orden levítico? Los
oferentes debían poner las manos sobre el animal que sería sacrificado,
Lv.4:15; 8:14; y especialmente, Lv.16:20-22.
3. Jesús fue el Cordero de Dios, sustituto del hombre para librarlo de la
culpa. VEN A PONER TUS MANOS HOY SOBRE Jesús, ÉL TE LIBRARÁ DE CULPA, PAGANDO
CON SU VIDA POR TUS PECADOS.
C. Para ser nuestra expiación. La obra de Jesús como nuestro sustituto es
seguida de la expiación, que en esencia significa cubrir el pecado por medio de
un sustituto. “Tras el derramamiento de sangre, se produce la
reconciliación, es decir, el paso de la enemistad al favor de Dios, y el
rescate, lo que implica que el precio ha sido pagado”. Ampliando estas ideas,
una vez que se ha derramado la sangre, símbolo del precio por el pecado, se
efectúa de inmediato la reconciliación con Dios, puesto que lo que separaba al
hombre de él, el pecado, ha desaparecido por obra de la sangre.”
D. Millones de personas han muerto en la historia heroicamente, pero solo
la muerte de Jesús tiene significado especial para todos los hombres de todos
los tiempos y lugares. Las personas entendían que quien era crucificado era un
criminal consumado, una escoria. Por lo
tanto, una muerte tan violenta, vergonzosa y lenta, solo las peores personas la
merecían. ¿Acaso Jesús no se convirtió
en la peor escoria de todos al cargar todos nuestros pecados? “Cristo mismo
llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre la cruz…” 1P.2:24.
II-
¿CÓMO MURIÓ?
A.
La muerte de Jesús inició en
el huerto de Getsemaní. Sintió una tristeza tan
profunda, la cual era suficiente para matarlo, Mt.26:37,38. Estuvo en agonía,
Lc.22:44, y ese lugar sudó como grandes gotas de sangre, fenómeno físico
llamado Hematidrosis, que consiste en la ruptura de vasos capilares por la secreción
de químicos provocados por la angustia severa. El resultado de todo esto es
que las glándulas mezclan pequeñas
cantidades de sangre con el sudor, y por
eso provoca un sudor con aspecto de sangre
B.
Compareció a un juicio falso. Un eminente jurista de nuestro país escribió un pequeño libro sobre el
proceso que se le siguió al Señor, y llegó a la conclusión que todo fue burdo y
sin sustento jurídico. El mismo Pilato reconoció que por envidia lo habían
juzgado, Mt.27:18.
C.
En Pilato Jesús encontró un alma
que se compadeció de él. Según la Biblia, por .o
menos en seis ocasiones quiso liberar al Señor: Yo no encuentro ningún delito
en este hombre, Jn.18:38; ¿Quieren que les deje libre al rey de los judíos?
Jn.18:39; Miren, aquí lo traigo para que se den cuenta de que no encuentro en
él ningún delito, Jn.19:4; “Pues llévenselo y crucifíquenlo ustedes, porque
yo no encuentro ningún delito en él”.
Jn.19:6; “¿Es que no me vas a contestar? ¿No sabes que tengo autoridad para crucificarte, lo mismo que para ponerte
en libertad? Juan 19:10. “Desde aquel momento,
Pilato buscaba la manera de dejar libre a Jesús;…” Juan.19:12. Aunque Pilato era un pagano, con
todo esto demostró ser más humano que los religiosos que decían seguir la
palabra de Dios al pie de la letra.
D.
La flagelación. Las flagelaciones romanas eran conocidas por ser terriblemente
brutales. Generalmente consistían de treinta y nueve latigazos. El soldado
usaba un látigo con tiras de cuero trenzado con bolas de metal
entretejidas. Cuando el látigo golpeaba
la carne, esas bolas provocaban moretones o contusiones, las cuales se abrían
con los demás golpes. Y el látigo
también tenía pedazos de hueso afilados, los cuales cortaban la carne
severamente. Las espaldas quedaban
tan desgarradas que la espina dorsal a veces quedaba expuesta debido a
los cortes tan profundos. Los latigazos
iban desde los hombros, pasando por las espaldas, las nalgas, y las
piernas. Mientras continuaba la
flagelación, las laceraciones rasgaban hasta los músculos y producían jirones
temblorosos al descubierto, y los mismos músculos, tendones y las entrañas
quedaban abiertos y expuestos”.
E.
La espantosa crucifixión. “La muerte de Jesús
fue todavía peor que la crucifixión
común. No a todos los criminales
condenados los clavaban a la cruz.
Muchos eran amarrados. A Jesús lo acostaron y clavaron en sus muñecas en el madero horizontal. Esta viga se llamaba patibulum y en ese
momento estaba separado del madero vertical, que estaba clavado al suelo de
forma permanente, salvo en el caso del Señor que tuvo que cargar con su cruz,
saliendo de la ciudad, por lo menos dos kilómetros.
Los clavos que los romanos usaban eran de
trece a dieciocho centímetros de largo, afilados hasta terminar en una punta aguda.
Se clavaban por las muñecas. El clavo atravesaba el nervio mediano. Ese es el nervio mayor que sale de la mano y
quedaba triturado por el clavo que lo martillaba. Este dolor es similar al que uno siente
cuando se golpea accidentalmente el codo y se da en ese huesito (en el nervio llamado cúbito), pero ahora imagine tomar un par de pinzas y
presionar hasta triturar ese nervio, ese dolor es similar al que Jesús
experimentó. Al romper ese tendón, y por
tener sus muñecas clavadas, Jesús fue obligado a forzar todos los músculos de
sus espaldas para poder respirar”.
Una vez que la persona cuelga en posición
vertical, la crucifixión es una muerte lenta y agonizante por asfixia. La razón es que la presión ejercida en los
músculos pone el pecho en la posición de inhalación. Básicamente, para poder exhalar, el individuo debía apoyarse en sus pies
(fijos con clavos al madero) para que la tensión de los músculos se alivie por
un momento. Al hacerlo, el clavo desgarraría el pie hasta que quedaba
finalmente incrustado en los huesos tarsianos.
Después de arreglárselas para exhalar, la persona podría relajarse y
descender para inhalar otra bocanada de
aire. Nuevamente tendría que empujarse
hacia arriba para exhalar raspando sus espaldas ensangrentadas contra la madera
áspera de la cruz. Este proceso
continuaba hasta que la persona ya no pudiera empujarse hacia arriba para
respirar, entonces moría. Jesús aguantó esa situación por más de tres horas
El Señor padeció conscientemente todo el
dolor que le produjo la crucifixión, porque cuando le ofrecieron vinagre
mezclado con hiel, “no quiso tomarlo”. Esto actuaba como un analgésico que
aliviaba el dolor. Sufrir el dolor conscientemente era la mejor forma de ser
sacrificado por el mundo entero.
Cuando Jesús murió en la cruz, Dios puso fin
a nuestra deuda, clavándola en la cruz, Col.2:14,15. ¡Somos libres de toda
responsabilidad ante Dios y aceptamos y nos sometemos al sacrificio del Señor!
III-
TAMBIÉN NOSOTROS DEBEMOS MORIR. Gá.2:20.
A.
Si hemos comprendido y aceptamos
la muerte del Señor, también nosotros debemos morir.
B.
¿Qué muerte nos pide el Señor? Nos
pide la muerte de nuestros malos hábitos, de nuestros pensamientos errados,
quiere que sacrifiquemos nuestra amargura y finalmente perdonemos a aquellos
que nos han provocado. El Señor espera que matemos el adulterio, el egoísmo, la
prepotencia, el alcoholismo, la rivalidad, y tantos otros defectos que nos separan
de Dios.
C.
Por ser culpables ante Dios, merecemos
la muerte, Ro.6.23. Sin embargo, como este mismo pasaje dice, el regalo de Dios
es VIDA ETERNA. ¿y cuál es el regalo de Dios? El Cordero, quien nos sustituyó,
tomó nuestro lugar y nos ofrece la vida.
D.
Un domingo de diciembre de 2011,
mi teléfono móvil sonó como a las dos de la tarde. Me encontraba descansando
después de una jornada dominical agotadora. Era un pastor de la ciudad de León,
solicitándome visitara a u n joven de su congregación que había ingresado al
hospital cercano a mi casa. El muchacho
había sido desahuciado, y necesitaba atención de algún hermano.
El
día siguiente fui al hospital. Conocí a Yader Cabrera, de 19 años de edad,
quien a pesar de su condición, tenía un gran entusiasmo por las cosas del
Señor. Entre otras cosas, me dijo que
quería aprender mucho de la Biblia para predicar el evangelio. Mi deber era
orar por él y alentarlo a esperar en Dios solo lo bueno. El muchacho pasó las
fechas especiales de fin de año internado en el hospital. Pero un día volvió a
su casa en León.
Pensé
que tal vez no lo volvería a ver, sin embargo, regresó al hospital varias
veces, y también varias veces volvió a su casa.
Yader exigía que lo llevaran al hospital para que lo atendieran, pues él
se aferraba a la vida. En una de esas ocasiones, lo sacaron del hospital y le
dijeron que no debía volver. Esa ocasión
me pidió quedarse en mi casa. La amistad
que desarrollamos lo hizo tener amor por mí. Él quería durmiera junto a él,
como un padre con su hijo. En una
ocasión que volvió al hospital, se alegró tanto de verme, que me abrazó y me
dijo: hermano, lo quiero.
El
15 de junio de este año 2012 recibí una llamada del ismo pastor que me contactó
para que atendiera a Yader. Me dijo que
el muchacho había muerto el 7 de junio. Confieso que sentí tristeza, porque
sinceramente, yo quería que Yader viviera y que cumpliera todos sus sueños,
pero ahora está con el Señor.
Yader
no quería morir, pero su muerto lo colocó en la gracia del Señor en el mundo
espiritual. También si tú hoy mueres a tu vida de pecado, Cristo te dará vida
eterna.
CONCLUSIÓN:
- No hay otra forma de obtener el perdón, solo por medio de Jesús,
nuestro perfecto sustituto ante Dios.
- Si comprendes el dolor de la muerte de Jesús, no menosprecies ese
sacrifico, sino, aprovéchalo.
- Si mueres hoy a tu vida terrenal, tus vicios, y pecados, y te
entregas a Jesús, él hará de ti un heredero de la gracia, de la vida
eterna.
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