SERMÓN 2. SANTIAGO: SIERVO DE JESUCRISTO



Stg.1:1
Propósito: Invitar a los oyentes a rendirse completamente al Señor, renunciando a hacer nuestra voluntad para cumplir con la suya, para alcanzar un nivel de vida superior.

Introducción:

       1.       La esclavitud fue un estrato social degradante y humillante, a través del cual el ser humano era   rebajado hasta su mínima expresión.  Llegar a ser esclavo era la peor de todas las tragedias           conocidas.

        2.       Dios nos ha llamado a convertirnos en sus siervos (esclavos) pero esa servidumbre puede llevar nuestra vida a su máximo nivel, todo lo contrario de la esclavitud social.

     3.       Santiago renunció a su posición para convertirse en sirviente de aquel a quien en otro tiempo ignoró. El ejemplo de Santiago debe alentar en nosotros la misma actitud de entrega y devoción al Señor.

I - ¿QUÉ ES UN SIERVO?

 A – Alguien que ha perdido su voluntad y está sometido a la voluntad de otra persona.  Ya no puede hacer lo que quiere, sino lo que su amo desea.  Es alguien que sirve voluntaria o involuntariamente.  El esclavo ha dejado de ser dueño de su voluntad, ahora responde a la voluntad de otro.

B – Es alguien que mantiene una relación de dependencia con otra persona: ya no actúa por sí misma, ahora depende de la voluntad de su Señor.

C – Cuando Santiago se declara “siervo de Dios y del Señor Jesucristo” muestra su conversión total, pues sabiendo quién era antes, un incrédulo y burlón de su propio hermano Jesús, ahora confiesa estar completamente sometido a él.

  1 – Este es el tipo de conversión que todos necesitamos experimentar, después de haber sido rebeldes, entregamos toda nuestra voluntad a nuestro Salvador.

  2 - ¿Se considera usted siervo de Jesucristo, alguien que ha entregado toda su voluntad a él?

II – LA VOLUNTAD DEL SEÑOR

 A – Señor es una palabra que pertenece a una familia de palabras, las cuales tienen significados relacionados: señor se relaciona con siervo, porque uno es el que manda y el otro obedece. Igual con la palabra obedecer y ordenar, etc.

 B – Para un señor no hay nada mejor que la total obediencia a su voluntad. Cuando Jesús fue bautizado, se oyó una voz del cielo que dijo: “Este es mi hijo amado en quien tengo complacencia”. Mt.3:17. Jesús procuró siempre, por todos los medios, hacer la voluntad de Dios. Para él no había nada más importante que la obediencia al Padre. Dios conocía el deseo profundo de Jesús de cumplir con su voluntad, por lo tanto, el Padre sentía gozo total por la obediencia de Jesús, porque era alguien que quería agradarlo completamente.

 C - En esta relación de obediencia hemos de considerar que las órdenes del Señor no van en detrimento del obediente, sino que cada una de sus órdenes procura nuestro beneficio y desarrollo, se trata de la forma en la que hacemos crecer y desarrollar nuestra vida a su máxima expresión. Cuando nos negamos a cumplir con la voluntad de Dios, realmente estamos actuando en nuestra contra.

 D - Jesús se queja de aquellos que lo llaman señor pero se niegan a obedecerlo, Lc.6:46. Nadie puede llamar a Jesús Señor y negarse a cumplir su voluntad, esto sería incoherente, absurdo, una contradicción total.

 E – Cuando Santiago llamó “Señor” a Jesús, estaba declarando su completa sumisión y obediencia a él.

 F – ¿Es Jesús su Señor?

III – LO QUE REPRESENTA HACER SU VOLUNTAD

 A - El máximo ejemplo de obediencia como esclavo es el de Jesús, “quien tomó forma de siervo, hecho semejante a los hombre…” Fil.2:5ss.  Jesús existía en forma de Dios, pero se despojó de ello voluntariamente.  Alguien que quiera servir realmente al Señor debería hacer esto mismo: despojarse a sí mismo.

B – Someterse a Dios significa renunciar a uno mismo y aceptar la voluntad del Señor. Es renunciar a lo que nos gusta, a lo que deseamos, a lo que somos, que por lo general, son cosas que nos perjudican.

 C - Un siervo podía huir de su amo, como en el caso de Onésimo, quien se cree que huyó de la casa de Filemón su señor después de robarle algo de dinero.  Onésimo no quería estar sometido a la voluntad de Filemón su amo, por lo tanto, dedicó sus fuerzas a escapar.  Quería hacer su propia voluntad. El no querer someternos, el desobedecer es igual a huir, a rechazar someternos y ser gobernados por él. Huir es vivir con el control de nuestra vida en nuestras manos. 

D – Es necesario que nos rindamos ante él, despojándonos de nosotros mismos, renunciando a   nuestros hábitos y deseos, porque aunque no queramos, algún día seremos sometidos, Fil.2:10.  Por eso, es mejor hacerlo de forma voluntaria, tal y como lo hizo Santiago.

IV – EL SIERVO LEAL

A - La lealtad solo se puede desarrollar cuando se ha entendido los beneficios que se han recibido de su benefactor, aquel a quien somos leales. Cuando entendemos lo que hemos recibido de Dios, cuando examinamos nuestros años a su lado y todo lo que hemos recibido, difícilmente podremos desear apartarnos de sus órdenes y deseos para nosotros.

 B – Ser leal a nuestro Señor implica no hacer caso de las consecuencias que pueda traernos la obediencia.  El caso de Itai lo ilustra perfectamente, 2S.15:19-22.  ¿Ha dejado de obedecer algunas veces al Señor por conveniencia? Itai no tenía ningún compromiso con David, pero quiso seguirlo por lealtad, en cambio, nosotros estamos completamente comprometidos con el Señor, no hay razón para dejar de seguirlo y obedecerlo.

 C – El Señor, quien nos ha dado solo bienes, es digno de toda nuestra lealtad, cueste lo que nos cueste.

Conclusión:

1.    ¿Has reconocido a Dios como tu Señor? Cuando reconozco a alguien como señor es porque he quedado sometido a su voluntad.

2.    ¿Has renunciado a tu voluntad para someterte a la de Cristo, como lo hizo Santiago?

3.    El sometimiento total al Señor traerá a nuestra vida la dicha más grande que podamos experimentar.


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