Uno de los peores errores que un predicador puede cometer es pensar que ha llegado a la cima de su ministerio y que ya no necesita crecer más. Hay quienes han alcanzado cierto nivel y no se preocupan por mantenerse allí, menos por seguir mejorando. Para mantener vivo su ministerio, es necesario erradicar esta actitud y disponerse a seguir mejorando, reconociendo que nunca será suficiente la calidad de predicación que alcancemos. Los siguientes consejos le ayudarán a mantenerse creciendo como ministro del púlpito. Si los practica, su público siempre lo escuchará con deleite y gran edificación.
Uno:
Aunque parece obvio, reconozca que nunca es suficiente todo lo que haya logrado, siempre hay mucho más por alcanzar en la calidad de la exposición. Si acepta esto con humildad, estará dando el primer paso en los interminables escalones de la superación y desarrollo del ministerio.
Dos:
Solo hay algo permanente, el cambio, por eso, usted debe adaptarse a los cambios que mejoran y facilitan su ministerio. Por ejemplo, vivimos en la era digital, usted debe implementar la tecnología disponible para facilitarse el trabajo. Hay muchos lugares donde se sataniza la utilización de una Tablet o celular en el púlpito. Esto es grave, ya que estas son herramientas, que sabiéndolas usar, resultan en una gran bendición para el predicador.
Cuando estudié en el instituto bíblico, para mí fue una enorme bendición conseguir mis primeros tres libros. Me sentía orgulloso de ellos. Compré unos estantes para colocarlos, y cada vez que me acostaba, dirigía la mirada a mis tres escuálidos libros. Actualmente, soy dueño de una biblioteca de más de dos mil libros que tengo disponibles en mi tableta y celular, y por supuesto, en mi computadora.
"El uso de internet le ha dado una velocidad enorme a mi ministerio. Puedo hacer cualquier investigación en cuestión de horas, e incluso encontrar millones de resultados con solo preguntar a google sobre cualquier tópico del saber humano. Ningún predicador, sin importar la edad que tenga, debería privarse de usar esta increíble herramienta. Alguna vez leí que el príncipe de los predicadores, Spurgeon, tenía un secretario asistente, a quien mandaba a la biblioteca a investigar sobre algunos temas que le interesaban. Este proceso tomaba mucho tiempo. ¡Imagínese qué haría Spurgeon con el asistente Google!
Tres:
Hace algunos años llamó mi atención las nuevas ideas acerca de Neuro Ciencias. Revisé videos, leí libros, reflexioné sobre el asunto, y llegué a la conclusión que este nuevo conocimiento bien podía servirme para mejorar como comunicador, como orador. Así que me dediqué a incorporar estas nuevas ideas a mi práctica ministerial. Terminé por escribir mi libro NEURO-PREDICACIÓN, el cual, según entiendo, es el único en su género. En él abordo el proceso de aprendizaje que ocurre en la mente de los oyentes mientras escuchan un mensaje, y ofrezco muchas estrategias a los predicadores de cómo darle poder a su exposición, si entiende cómo aprende el cerebro.
¿Qué quiero decir con todo esto? El predicador debe incorporar, o adaptar a su ministerio cualquier conocimiento que haya adquirido o vaya adquiriendo para mejorar su competencia como expositor de la Palabra. Tengo que agregar que mis estudios en lingüística han sigo una bendición para mi compresión de las Escrituras, aunque precisamente la lingüística no sea una materia teológica.
Procure encontrar utilidad para su ministerio de predicación en todo cuanto conoce.
Cuatro:
Sea un autodidacta consumado. Crea en la autoeducación, pues esa es la modalidad moderna para crecer exponencialmente en el conocimiento. Claro está que la educación formal es maravillosa, pero si usted es disciplinado y se educa constantemente, si lee con pasión, si investiga, si usa Internet en su máxima expresión, para obtener conocimiento, es muy seguro que usted podrá alcanzar niveles de conocimiento envidiables.
Volvamos al asunto de la autoeducación. A finales de la década de los ochenta, Isaac Asimov, “profetizó” que vendría un tiempo en el cual, en cada hogar habría una ventana al conocimiento universal, que cada persona en su propia casa accedería a la más grande biblioteca que jamás hubiera existido, y que podría aprender sobre cualquier materia, educarse según sus preferencias. ¡Estamos en esa era, es la era del internet! Con un simple celular usted puede acceder al más abundante conocimiento que pueda imaginarse, por lo tanto, prepárese, viva preparándose y siga preparándose.
Cinco:
Si usted es un predicador, debe dedicarse a perfeccionar su profesión, debe convertirse en un especialista, y esto no se logra sin una constante preparación. Por lo tanto, dedique un tiempo diario al pulimiento de su talento como predicador. Revise sus discursos, vuelva a leer sus bosquejos y perfecciónelos, pida ayuda para detectar aquellas aristas que debe superar. Recuerde que todos tenemos puntos débiles, esos son los que usted debe detectar y superar. Dese tiempo para crecer como profesional de la predicación.
Son muchos los oradores profesionales que aconsejan dedicar un tiempo prudencial del día para crecer en su profesión. Usted puede convertirse en un especialista si se dedica a diario a su ministerio. No deje pasar el tiempo, no desperdicie las oportunidades para volverse un predicador experto. Sobre todo, recuerde que nadie es especialista en lo que hace, porque siempre se incorpora más conocimiento a cualquier materia de este mundo, por lo tanto, siempre hay que aprender y aprender, hay que mejorar constantemente.
Seis:
Establézcase objetivos claros. Para que su ministerio crezca, usted debe extender su mirada al horizonte, es decir, debe tener objetivos bien establecidos, y programar las metas con las cuales pueda alcanzarlos. Un objetivo puede ser predicar en auditorios que no sean el propio, recibir invitaciones como conferencista principal de alguna capacitación o talleres, campaña evangelística, etc. Para lograrlo, deberá cumplir con varias metas, como preparar mensajes sólidos, darse a conocer en las redes sociales, ser referente de opinión sobre ciertos temas, especializándose en ellos, etc.
Usted no puede vivir su ministerio al azar. Es necesario que tenga su camino bien planificado, y una meta clara a la cual llegar.
Siete:
Por último, no se olvide nunca de lo siguiente: un predicador es alguien que ejerce influencia sobre muchas personas. Hablar en público otorga cierta cuota de poder. Sus oyentes no merecen que usted sea un predicador débil en la Palabra y estancado en su ministerio.
Saber que otros necesitan de sus mensajes debe darle a usted la suficiente motivación para seguir creciendo en su ministerio, sin la más mínima intención de quedarse varado a la orilla del camino, viendo a los grandes pasar, y minimizándose usted por voluntad propia.
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