BETTY, LA QUE NO ERA TAN FEA





















Betty la Fea es una estupenda producción Colombiana de finales del siglo XX. Con un gran argumento, detalles abundantes, personajes de peso y mucha calidad, sin duda, la mejor telenovela de todos los tiempos.

Betty es una muchacha con  una gran educación, economista brillante, consigue trabajo en Eco Moda, la compañía de Los Mendoza y Los Valencia. Este lugar contrasta con la personalidad de Betty, quien es “fea de nacimiento”. Ella ha sido objeto de burlas desde su niñez, y en las oficinas de Eco Moda habrá algunos pesados que también la descalifiquen por su “fealdad”.

Armando Mendoza es el joven y apuesto nuevo presidente de la compañía, y tiene metas elevadas por cumplir para la empresa, porque quiere demostrar que es capaz de manejar Eco Moda y llevarla a su máximo esplendor. Betty se convierte en su mano derecha y él termina dependiendo de ella para la administración de la empresa.  Le confiere mucho poder administrativo a la chica, y en parte, esto hace que ella termine enamorándose de él.

Por sus malas decisiones, Armando hace malos manejos y negocios que llevan a la empresa a la ruina.  Pero nadie se entera de eso, solo Betty y su gran amigo, Mario Calderón, su cómplice en todas las decisiones. Antes de perder su empresa y quedar en ridículo ante los otros socios, Armando pide la colaboración de Betty para montar una empresa de papel, Terra Moda. A través de esta empresa, Armando maneja los recursos de Eco Moda, consigue dinero para esta a través de aquella, y en caso que los bancos y acreedores quisieran caer sobre Eco Moda, Terra Moda aparecería como la máxima acreedora de Eco Moda, impidiendo que los otros acreedores se apoderaran de la empresa.

La protagonista fea es utilizada para que ayude en el plan sin oponerse.  Armando la seduce, termina manteniendo un romance con ella que tiene muy ilusionada a Betty. Ella está dispuesta a todo por su gran amor: Armando Mendoza.

En el capítulo ochenta y cuatro, Betty descubre que realmente Armando no la quiere y que solo la utiliza para no perder su empresa.  Él cree que Betty puede quedarse con su empresa al tener todo el acceso a las cuentas, al manejo, etc.

Cuando ella descubre la verdad, sufre y llora profundamente, recordando que esa no es la primera vez que es víctima de un engaño. Toda la vida Betty ha alimentado su conciencia de fea, y cree que es por su aspecto que las personas se burlan de ella y la utilizan. Ella y Nicolás Mora, su mejor amigo, se miran a sí mismos como un par de soquetes, condenados a la burla y al desprecio de los demás, y hasta se inventan saludos entre ellos destacando su fealdad.

Cuando se descubre todo en Eco Moda, el fracaso de Armando, la empresa en ruinas y embargada completamente por Terra Moda, cuya dueña legalmente es Betty, la gran madeja se desenreda y Betty es echada por la puerta de atrás, como una delincuente. Es humillada brutalmente, y el ciclo de desprecio parece volver a girar en su contra.

Un personaje muy importante, Catalina Ángel, se entera de la gran amargura por la que Betty está pasando, y decide contratarla como asistente y se la lleva a Cartagena, a eventos de belleza en los cuales tienen que trabajar; pero en el recorrido de los días, Catalina ayuda a Betty a verse a sí misma como realmente es y le ayuda en su transformación: cambio de ropa, salón de belleza, y, sobre todo, una autoconciencia que le ayude a valorarse realmente como es.  La transformación de Betty es estupenda: queda toda hecha una beldad.

Este es el momento de mi argumentación: realmente Betty no es fea, sino que ella misma, por las burlas de otros, se mira fea y se trata a sí misma como tal: mal peinada, mal vestida, descuidada al caminar, con una sonrisita horrorosa, las dos cejas se le unen pareciendo una porque no se depila y un gran bigote que se ha dejado crecer.  Sencillamente, pierde el interés por sí misma, y acepta el criterio que otros tienen sobre ella, y no construye su autoimagen, no se ama, no se quiere. De ese modo convierte lo hermoso en fealdad. 

Betty cambia en su aspecto y en su conciencia, llega el día de su boda con Armando Mendoza, quien se enamora realmente de ella. Un episodio cumbre en aquel último capítulo, es el momento cuando Betty va caminando por la calle vestida de novia, y en su imaginación se mira a sí misma cuando era una niña fea.  Ella se aprecia con ternura, pero se despide de esa “niña fea” que aún está en su interior.  Es en ese momento que Betty se despide de su pasado y de esa forma tan ruda de tratarse a sí misma.

En cierta forma, a todos nos ha pasado algo así: hemos crecido con un mal concepto de nosotros mismos, viéndonos distintos de como Dios nos ve. No nos creemos dignos de lo mejor, y pensamos que nunca lograremos algo realmente bueno. Quizás nuestros padres tuvieron que ver en el mal concepto que tenemos, o la cultura en la que nos tocó nacer, o alguna persona que nos hizo daño en el trabajo, en el colegio. Tal vez  usted es una esposa sometida a un verdugo que no la valora, o un padre que se siente utilizado solo para proveer. En vez de sanar las viejas heridas, nos hemos encargado de mantenerlas abiertas y sangrando, ya que hemos creído lo que otros han dicho de nosotros y no lo que Dios cree. Es como si nos estemos flagelando toda la vida.


Pero quiero decirle:  usted debe y puede cambiar el criterio que tiene sobre sí mismo.  Por el solo hecho de haber nacido en este mundo, ya usted es un ser maravilloso, digno de todos los privilegios imaginables. Véase en el espejo y quiérase, enamórese de usted mismo, agradezca al cielo por haberlo creado. Tiene derecho a vivir y a vivir lo mejor posible. Usted merece el bien supremo, en este mundo y el venidero.

Sin importar que esté rodeado de personas que no lo estiman ni lo valoran, quiérase usted, respétese, cuídese, adopte el criterio de Dios sobre su persona, porque para él, usted es lo más hermoso que tiene.

Abandone esa autoconciencia de feo, y asuma lo  que Dios dice de usted: “eres lo más lindo que tengo en esta tierra y por eso, te amo”.


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