Lic. Bruno Valle G.
Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. El Señor dio, el Señor quitó; sea el nombre del Señor bendito. Job 1:21
La altura espiritual de Job fue probada, y pudo vencer en circunstancias en las cuales nosotros normalmente nos rendiríamos desde el inicio. La Biblia confiesa la fortaleza de este hombre: “En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno”. Job 1:22. ¿Cuál fue su secreto? ¿Cómo pudo resistir semejante tribulación? ¿Podemos nosotros imitar su fortaleza?
Nuestro versículo clave, 1:21, contiene lo que queremos saber: ¡Alabanza! Inmediatamente de iniciada la tribulación, este gran hombre alzó sus ojos al cielo y alabó el nombre maravilloso de Dios. ¿Qué es alabar, por qué y cómo hacerlo?
¿Qué es alabar?
Es elogiar, celebrar con palabras ya sea a alguien o algo. Al hacer esto, se da por entendido que uno aprueba aquello que alaba. Así que cuando alabamos a Dios por nuestras circunstancias difíciles, estamos aceptando que él tiene la razón, y que lo que está pasando en nuestras vidas es correcto y necesario.
¿Por qué alabar?
Hermano, ¿me está diciendo que esta enfermedad que tengo es la voluntad de Dios y que es correcto dar gracias a Dios por ella? ¡Pero si me está matando!
Sí, eso estoy diciendo. En el plan de Dios, nuestras vidas tienen un propósito. Ese propósito es perfecto. Vemos las circunstancias que estamos atravesando y creemos que Dios nos ha abandonado, pero en realidad esas son las circunstancias que Dios ha elegido para cumplir con sus planes en nuestra vida.
¿Tiene alguna situación por la que ha estado orando durante mucho tiempo y no ve la respuesta? Solemos decir: Dios no escucha mis oraciones. La verdad no es que Dios esté sordo, el problema es que nosotros pedimos algo que está en contra de su voluntad. Si el Señor usa las circunstancias difíciles para hacernos crecer, lo que deberíamos hacer es alabarlo por esos problemas que atravesamos. Pero lo que estamos pidiendo es que nos quite del camino todas esas tribulaciones. ¡Wow! Completamente al revés. Solo cuando cambiemos de actitud y demos gracias, aceptando lo que Dios está haciendo en nuestras vidas, es que las cosas pueden cambiar.
Piense en esto:
- Dios utiliza la tribulación para nuestro bien, está declarado en la Biblia explícitamente: “Sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, a los cuales él ha llamado de acuerdo con su propósito.” Romanos 8:28. Entonces, hay que alabar por eso “malo” que nos pasa, porque Dios lo encamina para nuestro bien.
- El Señor quiere una actitud correcta de nuestra parte al pasar dificultades, y según el Espíritu Santo, una alabanza agradecida sería esa actitud correcta: “Sean agradecidos en toda circunstancia, pues esta es la voluntad de Dios para ustedes, los que pertenecen a Cristo Jesús”. 1Tesalonisences 5:18. Así que cuando pedimos a Dios que nos libre de las dificultades, estamos pidiendo algo que está directamente en contra de su voluntad.
Alabar es igual a aceptación
Cuando alabamos aceptamos que Dios es sabio en lo que hace con nosotros, y que estamos dispuestos a seguir con su plan en nuestras vidas. Un hijo pródigo se va de casa solo para darse cuenta que no puede vivir lejos de la casa del padre, que allí está seguro y que con él tiene todo lo que necesita. Solo cuando el hijo pródigo se fue y volvió fue que comenzó a cambiar.
Solo cuando José fue esclavizado pudo convertirse en el gran hombre del que nos habla la Biblia. Tuvo que ser tentado por la mujer de Potifar para llegar a parar a la cárcel, ¡Bendita sea la mujer de Potifar!
Si usted no acepta que sus circunstancias son correctas, cuales quiera sean, y alaba a Dios por ellas, difícilmente usted podrá ser bendecido. Claro, es muy posible que hasta el momento lo que le he enseñado le parezca absurdo, simplemente porque no lo comprende. Pero quiero decirle: antes de la comprensión viene la alabanza, y esta da paso a la comprensión. La alabanza nos permite comprender lo que está pasando en nuestra vida. En su libro “El poder de la alabanza”, Merlín R. Carrothers lo explica así: “Nuestro entendimiento humano es tan limitado que no podemos captar la magnitud de los propósitos y del plan de Dios para su creación. Si nuestro entendimiento hubiese de ir antes de la aceptación, no podríamos aceptar muchas cosas”. Eso es verdad, por eso es necesario andar por fe, y no por vista, no racionalizando lo que nos pasa.
Al saber esto sería inapropiado alabar solo para que Dios resuelva nuestros conflictos. Debemos recordar que nadie se burla de Dios, así que la alabanza con la intención de manipular una respuesta no funciona.
¡Alabe!
¿Cuál es su condición actualmente? ¿Desempleado, un negocio que no produce, una relación familiar quebrantada, una enfermedad insoportable o de muerte, planes frustrados constantemente, perdió un familiar querido, amargura, un hijo se marchó de casa, deudas a montones? La solución es sencilla:
1. Acepte que esta es la voluntad de Dios para amoldar su vida a la imagen de Jesucristo.
2. Entre a su habitación y cierre la puerta, y de rodillas, alabe al Señor por lo que está atravesando, con su alabanza el Señor verá que usted acepta su voluntad.
3. Obedezca la Palabra que dice: den gracias por todo, y verá que su historia cambiará.
2. Entre a su habitación y cierre la puerta, y de rodillas, alabe al Señor por lo que está atravesando, con su alabanza el Señor verá que usted acepta su voluntad.
3. Obedezca la Palabra que dice: den gracias por todo, y verá que su historia cambiará.
El libro de Job menciona que este recibió cuatro veces más de parte de Dios de lo que tenía al inicio. E incluso se menciona que en nada de lo que dijo pecó contra Dios. Por eso, al ver este ejemplo, entendemos que en medio del dolor y la prueba, la actitud más correcta es alabar al Todopoderoso en clara aceptación de su voluntad para bendición y desarrollo de nuestras vidas.
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