Hasta que Cristo sea formado en nosotros.
Bruno Valle G.
Indudablemente, hemos pasado unos días extraordinarios por la calidad de enseñanzas que hemos recibido. Agradecemos a Dios y a la dirección de Baxter por esta oportunidad.
Más que teologías o doctrinas, el cristiano necesita aprender, comprender y vivir temas como los expuestos en este seminario. La vida interna del creyente y su comunión con Dios es el tema apremiante para todos los cristianos de todos los tiempos y en todos los lugares.
Más que teologías o doctrinas, el cristiano necesita aprender, comprender y vivir temas como los expuestos en este seminario. La vida interna del creyente y su comunión con Dios es el tema apremiante para todos los cristianos de todos los tiempos y en todos los lugares.
Howard Norton,
en sus palabras de bienvenida, mencionó cómo muchos egresados son inteligentes
y tienen éxito evangelístico, pero que Cristo no está formado en ellos. Eso es verdad en todo el mundo. Dos muchachos que predican y son estudiantes
en un instituto Bíblico, me confesaron su adicción a la pornografía y a la
fornicación. Aunque doctrinalmente son severos, en la vida espiritual, están en
el sótano, fingiendo ser fieles y santos, pero llevando una doble vida. Una
vida sin Cristo es estéril, es tener el nombre de vivo, pero en el fondo estar
muerto.
En nuestra
congregación hay un predicador que tiene como consigna decir: “debemos
enamorarnos de Cristo.” Así debe ser, porque al conocerlo más al Señor, podemos
enamorarnos de él, y permitir que él se vaya formando en lo más profundo de
nuestro ser, a tal grado que nuestra alma y Cristo, se fundan en un solo ser.
Fueron sus
discípulos los que hace dos mil años tuvieron la oportunidad de estar con él,
caminar con él, escucharlo, e incluso, comer las cosas que él preparaba. Debió
ser maravilloso ser alimentado por Jesús.
Ser consolado por el Señor. La relación de Jesús con sus discípulos fue
tan grande y penetrante, que ellos estuvieron dispuestos a dar sus vidas por su
maestro, y muchos de ellos lo hicieron. Aunque el Señor se había marchado,
estaba formado realmente en ellos.
Pablo escribió:
“Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo
sea formado en vosotros…” Gá.4:19. Pablo guió a muchas personas a Cristo y las
ayudó a madurar espiritualmente. Quizá una razón de su éxito como padre
espiritual fue el interés profundo que sintió por sus hijos espirituales;
comparó su dolor por la infidelidad de ellos al dolor del parto. Debiéramos
tener el mismo interés por aquellos para quienes somos padres espirituales.
Cuando usted guía personas a Cristo, recuerde estar a su lado para ayudarlas en
su crecimiento.
¿Acaso hemos
tenido personas que se interesan realmente en nuestro crecimiento espiritual?
En las iglesias de Cristo nos interesa bautizar gente, sin importar si estas
llegan a convertirse realmente. Esta es
la regla con muy pocas excepciones. Lo que pasa es que no nos han enseñado nada
sobre vida espiritual, solamente un sistema de doctrina que por sí solo no nos
puede salvar. Para muchísimos de nosotros, ser un cristiano verdadero es
solamente creer y practicar cierta cantidad de ideas, aunque estas no afecten
directamente nuestro mundo interior.
La literatura
que conocemos para evangelizar habla sobre lo mismo: ¿Qué es la Iglesia? ¿Cómo
es la iglesia? ¿Conoce usted la iglesia verdadera? ¿Cómo está organizada la
iglesia verdadera? Etc. Me parece increíble que aunque esta literatura dice lo
mismo, la mayoría de nuestros miembros lee estos folletos como si fueran cosa
nueva. Y cada vez que hay algún hermano
que escribe un nuevo folleto, es sobre el mismo asunto. El adoctrinamiento que
se da a los nuevos convertidos es sobre este único tema. No conozco algo que
hable de “Cómo podemos desarrollar la espiritualidad”, o algo que nos describa
las características de aquel que tiene a Cristo arraigado profundamente en él.
O de la sanidad restauradora a los caídos.
En mi país, Nicaragua, muchos líderes han satanizado el ayuno, diciendo
que ayunar es parecernos a los evangélicos si lo practicamos. Esa es la norma
más absurda que podemos citar para prohibir algo. Si para no parecernos a ellos
tenemos que evitar muchas cosas, aunque sean bíblicas como el ayuno, entonces
la norma debería ser aplicada en todos los aspectos: ahora ya no vamos a entrar
por la puerta del templo, porque los evangélicos lo hacen, tenemos que entrar
por la ventana; es más, no tengamos un templo, porque todos los evangélicos
tienen, reunámonos bajo un puente, y
cosas tan ridículas como estas.
Por ello, quiero
exhortar a la dirección de Baxter a aprovechar su enorme influencia en
Latinoamérica y ayudarnos a cambiar las cosas: enseñen a sus estudiantes a
formar a Cristo en sus vidas, y a multiplicarlo en las vidas de aquellos a
quienes van a dirigir. Divulguen estos materiales que han compartido con
nosotros estos días. Estos seminarios deberían impactar más allá de las fechas
en que se programan. Publiquen estos temas por la mayor cantidad de medios
posibles. Hagan todo lo que se pueda por
formar a Cristo en el corazón de la iglesia de Cristo en América. Baxter, ustedes
son maestros, no porque tienen conocimientos y enseñan, sino porque el
conocimiento que transmiten puede cambiar las vidas. El conocimiento debe cumplir con dos
funciones esenciales, UNO, cambiar la vida del ser humano y, DOS, acercarnos
más a Dios. El conocimiento que no hace estas dos cosas, no sirve para nada, se
convierte en una curva más del espiral en que nos encontramos atrapados. Hermanos, ejerzan un magisterio propositivo y
vanguardista en las iglesias del Señor de este continente.
Jesús nació y
creció como cualquiera de nosotros.
Cuando era niño, jugaba con sus amiguitos como lo hicimos nosotros,
también fue a la escuela como lo hacemos nosotros. Tuvo un trabajo como la mayoría de nosotros.
Pero de él se dijo: “¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre!” Jn.7:46.
Y se dijo esto porque la enseñanza de Jesús transformaba, motivaba a la gente a
cambiar y acercarse a Dios cada día más. En cambio, la enseñanza de los
fariseos fue criticada severamente por el Señor, y catalogada por las personas
como inferior a la enseñanza de Jesús. La gente decía que Jesús no enseñaba
como los fariseos.
Lamentablemente,
muchos han cambiado la doctrina de Jesús en simple letra, y le han robado el
espíritu. Recientemente, en semana
santa, estuve en un país centroamericano predicando en una campaña
evangelística. Un hermano me llevó a visitar a una muchacha de 26 años, muy
linda. Cuando la chica salió de su habitación, salió con mucha dificultad,
porque ella está enferma con una rara enfermedad, cuya etapa es terminal. La vi
caminar con dificultad, sosteniendo una bolsa en la cual hace sus necesidades.
Mientras yo tenía el corazón partido por la condición de esa mujer, y procuraba
darle palabras de consuelo y salvación, mi compañero estaba preocupado por hablarle
de la iglesia verdadera antes que se muriera. Esta es un tipo de predicación
salvaje, deshumanizada, porque nos interesa más predicar una doctrina, que el
paso sencillo para que el moribundo sea salvo.
En una famosa
novela de los cincuenta llamada EL EXTRANJERO, de Albert Camus, se narra la
historia de un hombre a quien no le importaba nada. La obra inicia narrando la
muerte de la madre del personaje principal, pero a él no le interesa. Luego
tiene una novia, y es un hombre simple, sin afecto. El mundo con sus
actividades y tragedias cotidianas transcurre y a él no le interesa. Un día,
mientras estaba en una playa, tiene una riña con un árabe y le dispara,
matándolo a sangre fría. Cae preso, es juzgado, le preguntan por qué dio muerte
al árabe, y él simplemente dice, “no sé,
me molestaba la luz del sol, y no sé, lo maté”. La obra se llama el
extranjero porque este hombre estaba en este mundo, pero vivía como extranjero
en él. Estaba extraído de la realidad. ¿Acaso
visitar a un moribundo y preocuparnos por qué debe creer, antes de cómo
enseñarle el camino de salvación, no es ser insensible? Eso fue lo que impactó
en la enseñanza de Jesús: su interés por las personas, por lo que sentían. El
episodio de la mujer encontrada en adulterio es un ejemplo colosal de esto,
Jn.8:1ss. Mientras los hombres se preocupan por hacer cumplir la letra de la
ley, Jesús ve el alma de la mujer y ve en ella la necesidad imperiosa del
perdón.
En mi país hay
un chiste que consiste de dos preguntas:
¿Cuántos años tiene de bautizado? Cuando la persona responde, viene la
otra pregunta, ¿y de convertido? Alguien
ha dicho en uno de los talleres: “Las
personas no son salvas por bautizarse”. Es verdad. Pero eso nos han hecho
creer. Las personas son salvas cuando forman a Cristo en sus vidas y lo
multiplican en la vida de los demás. Si Cristo está en una persona, esta sirve
a su Señor, y para el convertido, Cristo es el Rey, es el ideal, y la máxima
prioridad de su vida.
Para que Cristo
esté formado en nosotros necesitamos volver al sencillo mensaje bíblico.
Debemos orar con verdadera pasión, pedir la asistencia diaria del Espíritu
Santo, aprender a socorrer al caído y restaurarlo, practicar el verdadero ayuno
que nos lleva a quebrantar nuestra voluntad para que ejerza en nosotros la
voluntad del Espíritu. Recordar la vida de los grandes hombres de Dios e imitar
su fe.
Finalmente, si de
verdad queremos formar a Cristo en nosotros, hemos de quebrantar nuestra
voluntad y permitirnos ser guiados por la voluntad de Cristo. Pablo dijo: “Con Cristo estoy juntamente
crucificado…” nosotros hemos de menguar para que Cristo crezca, hemos de ceder.
Cuando nuestra voluntad es la que gobierna nuestras vidas, somos humillados,
pero cuando dejamos que Cristo nos dirija, crecemos y vamos alcanzando su
estatura. Cuando Leonardo D Vinci pintó la santa cena, cuenta una historia que
él tenía un enemigo a quien odiaba a muerte. Este enemigo también era artista.
Para hacerle daño a su enemigo, Leonardo pensó: voy a pintar la cara de mi
enemigo en el rostro de Judas, así todas las personas que lo miren van a odiar
a mi enemigo por ver a Judas en él.
Así fue, pintó
los personajes y puso la cara de su enemigo en el rostro de Judas. Pero cuando
se dispuso pintar el rostro del Señor, se dio cuenta que no podía avanzar. Pasaron
días y hasta semanas, y no podía pintar el rostro de Jesús. Hasta que se dio
cuenta que el odio que sentía por su enemigo, no le permitía dibujar los
amorosos rasgos del Señor en el cuadro. Cuando entendió que su odio era la
causa de su estancamiento, borró el rostro de su enemigo, pintó otro, y al
seguir con el rostro del Señor, pudo terminar la obra. Y es que nadie con odio
en su corazón, puede dibujar en su interior la amorosa imagen de Jesús.
Dejemos que
Cristo sea formado en nosotros, destruyamos todos los rasgos de nuestra
voluntad natural, y dejémonos amoldar con el cincel de Cristo. Pablo dice: “Por
eso, todos nosotros, ya sin el velo que nos cubría lacara, somos como un espejo
que refleja la gloria del Señor, y vamos transformándonos en su imagen misma,
porque cada vez tenemos más de su gloria, y esto por la acción del Señor, que
es el Espíritu.” 2Cor.3:18. Contemplemos a Cristo, para que lo que somos, sea
cambiado por lo que él es. Construyamos a Cristo en nosotros.
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