Juan 15: 1-6
Propósito: Motivar a la membrecía a cultivar una vida productiva,
mediante la aplicación de Juan 15.
Introducción:
- Dios tiene grandes expectativas en sus hijos: que den mucho fruto, y aunque es muy paciente, no tendrá cuidado con aquellos que no produzcan. Estos serán cortados.
- Es necesario evaluar, a la luz de Juan 15, qué tanto hemos dado al Señor durante el tiempo que hemos sido cristianos.
I-
YO SOY LA VID VERDADERA Y MI… Dios tiene una
participación directa en el cultivo de tu vida. V.1
A.
Jesús es el tronco donde estamos asidos.
1.
La comunión con Jesús te alimenta, así como el
tronco alimenta a las ramas por medio de la sabia.
2.
¿Acaso puede morir una rama que está pegada al
tronco?
B.
Mi padre es el labrador…
1.
Hace algunos años conocí a un labrador que
cultivaba una huerta. Cada mañana se le podía ver limpiando, aporcando, regando
las matas que florecían de una forma hermosa.
Cuando el tiempo de la cosecha llegaba, los frutos eran grandes.
2.
Tanto Jesús como el Padre están ayudándonos para
crecer y dar fruto, ellos ya están poniendo su parte. ¿Te estás esforzando para
llenar las expectativas del Señor?
II-
TODO PÁMPANO QUE EN MÍ NO LLEVE FRUTO… V.2.
A.
Incondicionalmente, todos hemos de producir
algún fruto de importancia en el reino de Dios. Hace algún tiempo hicimos una
estadística que demostró que el 60% de las personas de esta congregación
solamente vienen a congregarse. No las vemos activar sus talentos en ningún
área de la iglesia. Para nosotros que ministramos esto es muy triste, pero para
usted es muy peligroso, según la explicación de Jesús. [1]
B.
Y todo el que da fruto lo limpiará para…
acá tenemos la clave de una producción grande de frutos: la limpieza de la
rama.
1.
La familia Loaisiga tiene en su propiedad una
vid. Cada año ellos tienen que limpiarla para que dé una nueva cosecha. Al
limpiarla, se cortan todos los sarmientos, o ramitas que brotaron, y queda
únicamente el tronco con apariencia de enredadera. Es como ver una rama seca,
pero ahora está lista para producir nuevamente, debido especialmente a la
limpieza que ha sufrido. Esto ilustra un poco lo que el Señor ha manado sobre
la limpieza del creyente.
2.
¿Por qué mucha gente no produce frutos
espirituales? Por la falta de pureza del corazón, por tener una vida impura
ante Dios. El Señor no puede utilizar un corazón envidioso, lleno de odio, de
rencor, de enojo, de malicia.
3.
Conocemos personas que durante mucho tiempo han
sido miembros de una iglesia, pero solamente asisten los domingos a
congregarse, cuando nos acercamos a ellos vemos que sus vidas son muy comunes y
corrientes, es decir, no se puede ver una vida transformada y purificada.
4.
Hermanos, muchos de ustedes tienen este
problema, no han cambiado en su corazón, tienen malos sentimientos, y no han
producido frutos de ningún tipo, cómo esperan ser bendecidos y cuidados por el
Señor.
5.
Un buen parámetro para saber cómo está en su
corazón, es ver la cantidad de frutos que ha producido, pues las personas
productivas son aquellas que tienen un corazón puro ante el Señor.
III- SI
ALGUNO NO PERMANECE EN MÍ… V6.
A.
El destino de los que no son productivos está
marcado claramente. De nada habrá servido solamente haberse congregado durante
años sin haberse purificado y haber producido frutos en el reino de Dios.
B.
Esta es una advertencia clara del Señor. No es
como las advertencias de los padres, que dicen al hijo, sino haces lo que te
digo… El niño sabe medir las intenciones de sus padres, y conoce sus límites,
así que actúa sobre las advertencias sin importarle.
C.
Comencemos a limpiar nuestros corazones y
tengamos una vida productiva para llenar las expectativas del Señor.
CONCLUSIÓN.
Yo me convertí en 1986, por la predicación de Isabel Zamora, mi madre
espiritual. Ella era una mujer ansiosa por hacer la voluntad de Dios y con un
gran deseo de ganar almas para Cristo. Los frutos que ella produjo fueron
buenos y permanentes. Sé de personas que fueron ganadas para el Señor por ella
y que ahora son predicadores, dirigentes de iglesias, y también
evangelizadores. El fruto de Isabel permanece, como el mismo Señor lo indicó, y
aunque ella se fue hace mucho tiempo, los frutos que dejó, se están
multiplicando en nuevas semillas que a su vez producirán más frutos en el
futuro.
Recuerdo que aún en su lecho de enferma me decía que solo estaba
esperando recuperarse para visitar a alguien y hablarle de Cristo.
En nuestra iglesia necesitamos muchas Isabel Zamora para hacer crecer
la iglesia con frutos que permanezcan y den a su vez, más fruto, ¿llegará usted
a ser alguien como ella?
[1]
Esto fue un hecho real en nuestra congregación, cuando valoramos qué cantidad
de hermanos estaban dando frutos, nos encontramos que era aproximadamente el 40
por ciento. Este 40% son los que acuden a las reuniones, responden a los
llamados que se realiza, aportan económicamente, etc. El resto de personas solo
asisten los domingos, no contribuyen, jamás se les ve en las actividades, son
muy quejosas, etc. Llegamos a la conclusión que ser una persona fructífera
producía fidelidad. Miembro activo, miembro fiel.
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