El apóstol Pablo escribió: "Yo les transmití a ustedes lo más importante y lo que se me había transmitido a mí también. Cristo murió por nuestros pecados tal como dicen las Escrituras. Fue enterrado y al tercer día fue levantado de los muertos, tal como dicen las Escrituras". 1Cor.15:3,4, NTV. Esta es la esencia del evangelio, la muerte, sepultura y resurrección de Jesús de Nazaret. Es significativo que el apóstol diga que esto es lo más importante, y esto debe ser transmitido por ser un acontecimiento trascendental, la noticia cimera del mundo.
Cristo murió por nuestros pescados… Jesús fue muerto cuando tenía treinta y tres años de edad. La muerte que se le aplicó es la forma de muerte más cruel registrada en los anales de la historia. Morir crucificado era un verdadero terror, y el solo hecho de imaginarlo, producía espanto a cualquier reo.
Como en el caso del Señor, el reo primero era flagelado con látigos que tenían en cada una de sus correas pequeños huesecitos afilados y pequeñas bolas de hierro para romper la piel cuando el azote callera sobre la carne. El condenado perdía gran cantidad de sangre, lo que podía acelerar su muerte. Una vez flagelado, debía caminar rumbo al lugar de la ejecución. En esta marcha, el Señor tuvo que cargar con una pesada cruz, la cual tenía un palo transversal, un pequeño asiento llamado sedile, el cual provocaba incomodidad al crucificado.
Una vez en el lugar, el reo era amarrado a la cruz, en la mayoría de casos, pero con el Señor fue diferente: le clavaron en ella, con clavos que eran afilados y terminaban en un grosor de tres octavos, es decir, el clavo tenía una punta que penetraba primero en la muñeca, y a medida que iba entrando, el grosor del clavo iba rompiendo los tejidos, el hueso cúbito, y provocando un dolor indecible. Seguidamente los pies eran también clavados. Primero eran juntados, después retorcidos, para que un solo clavo atravesara ambos pies, iniciando en uno de ellos por la parte que llamamos el ojo del pie. Posteriormente, el reo era levantado y allí iniciaba la desesperación de la agonía.
Ya en la cruz, para poder respirar era necesario impulsarse hacia arriba para inhalar, lo cual, por supuesto, provocaba un gran dolor, pues el condenado debía impulsarse sobre las heridas de los clavos. Para que algunos reos murieran, se les quebraban las piernas, de ese modo ya no podían tomar el impulso que los ayudaba a respirar, y así, bastaban unos pocos minutos para que muriera por asfixia. En el caso de Jesús no fue así. Cuando él murió, entregó su vida, nadie se la quitó, Jn.10:18
Jesús dijo que él vino al mundo a morir por nosotros, y así lo hizo en la cruz del calvario, Mt.20:28. Pero su muerte tenía un significado expiatorio, es decir, con su muerte tomó nuestro lugar, y nos hizo libres de la condenación eterna.
Fue enterrado… la muerte del Señor causó una inmensa tristeza en el corazón de los discípulos, no solo porque ellos lo amaban como Maestro, sino porque esperaban que él fuera el Mesías libertador de Israel, después de todo, muchos solo vieron a Jesús como un caudillo político, y no como el Salvador del alma humana. Los discípulos que iban a Emaús el día de la resurrección, así lo manifestaron: "Nosotros teníamos la esperanza de que fuera el Mesías que había venido para rescatar a Israel. Todo esto sucedió hace tres días." Lc.24:21, NTV.
Ellos no entendían la muerte de Jesús. Para ellos era una muerte como la de cualquier otro, sin embargo, el Señor se encargó de interpretarles el significado de su propia muerte, Lc.24:27, y de esa manera el entendimiento de los discípulos fue abierto, Lc.24:32.
Esto trae una reflexión para nuestras vidas: cuando entendemos el significado de la muerte de Jesús, podemos obtener el gran beneficio de la Salvación. Si vivimos su muerte como el gran acto de nuestra redención, podremos ser beneficiados al grado más alto que podamos imaginarnos. La muerte de un ser querido causa dolor, tristeza, luto e impotencia. Pero la de Jesús produce salvación y gozo eternos para cualquier corazón que la entienda.
…al tercer día fue levantado de los muertos… todos los seguidores de Jesús estaban tristes, llenos de congoja y derrotados por la muerte de su Maestro. Pero aquella tarde, el primer día de la semana después de la crucifixión, las cosas cambiarían para ellos y para el mundo entero: Jesús resucitó. Se apareció a ellos en repetidas ocasiones, y los discípulos que estaban llenos de temor y eran cobardes, se convirtieron en personas valientes, incapaces de mantenerse callados ante el gran suceso de la resurrección.
El Señor se apareció primero a María Magdalena, a los discípulos, a Pedro, a Santiago, a quinientos hermanos a la vez, y finalmente, al apóstol Pablo. 1Cor.15:5-8. Este último fue el enemigo número uno del movimiento cristiano y de su líder. Pablo amaba la ley, y él pensaba que los hombres solo podían salvarse por medio de ella; pero un grupo de hombres estaba predicando que ahora era por medio de Jesús que se obtenía la salvación. Esto despertó en Pablo un gran odio por los discípulos y por Jesús, pues estaban ignorando la ley que él tanto amaba.
Fue en el camino a Damasco cuando el apóstol tuvo una experiencia extraordinaria que cambiaría su vida para siempre: Jesús resucitado se apareció a él, con estas palabras, "Saulo, ¿por qué me persigues? Hch.9:4. Finalmente Pablo se encontraba con aquel a quien tanto odiaba, y fue por ese encuentro que su vida cambió por completo. En aquel camino murió un judío, lleno de odio y rabia, y nació el gran apóstol Pablo, el máximo divulgador del evangelio y de Jesús resucitado.
Cuando vemos los evangelios, el libro de los hechos, y la predicación de Pablo, nos damos cuenta que la noticia de la resurrección se convirtió en el nervio del cristianismo, la proclama de los discípulos, el corazón de la iglesia primitiva, y que fue esta noticia la que trastornó el mundo de ese entonces, Hch.16:7,8. La resurrección cambiaría la vida de este puñado de personas, y estas a su vez, ayudarían a la conversión del mundo con esta noticia importante.
Este último evento del evangelio, la resurrección, marcó la vida de los discípulos, ¿ha marcado la tuya también? Con esa gran noticia los primeros discípulos cambiaron el mundo, ¿dejarías que este mensaje también cambie tu vida?
Pablo dice que sin resurrección todo sería vano, inútil, 1Cor.15:14,15, nada tendría sentido para nosotros los cristianos sin ella. Muchos movimientos en el mundo han tenido sus propios caudillos, y estos han tenido multitudes de seguidores, pero todos están muertos, solo Jesús, el humilde carpintero de Nazaret se levantó de entre los muertos para hacer de nuestra fe algo vivo y lleno de esperanza.
Amado amigo, haga de Jesús el centro de su vida y de su corazón, y permita que su evangelio le cambie por completo, deje que Jesús le dé a su existencia nuevos objetivos, gozo y alegría. Valore lo que él sufrió por usted, y sírvale con toda su alma.
Tomado del libro "La mejor Noticia del Mundo".
Abreviaturas: NTV, Nueva Traducción Viviente.
Comentarios