He.12:15.
Propósito: Motivar a la congregación a destruir todo sentimiento de amargura de
sus corazones con la ayuda de Dios.
Introducción:
1. La amargura ha sido un mal milenario, que
ha estado en el corazón de la humanidad desde sus inicios.
2. También está en los cristianos, He.12:15. El
no detectarla a tiempo y destruirla trae consigo consecuencias mortales, y la
condenación eterna.
I- ¿QUÉ ES LA AMARGURA?
A.
Es un sentimiento de frustración,
resentimiento, falta de perdón, tristeza, rencor,
que es duradero, y se produce principalmente por alguna desilusión, o quizás
una injusticia de la cual hemos sido víctimas.
La Biblia la identifica como pecado, Ef.4:31: “Alejen de ustedes la
amargura”, y la equipara con otras clases de maldad: las pasiones, los enojos,
los gritos, los insultos y toda clase de maldad”.
Una ofensa que no ha sido perdonada puede originar
este sentimiento. Si no perdonamos de inmediato la ofensa, sino que la
digerimos en nuestras emociones, esa ofensa se convierte en ira o en dolor,
después esto se convertirá en odio. Habiendo pasado la ofensa al escalón del
odio, este odio se convertirá en AMARGURA. Es toda una metamorfosis que va
descomponiendo un sentimiento que no existía en nosotros, y al que le hemos
permitido dañar nuestras emociones.
1-
Tal vez usted es su propio
verdugo porque recuerda con dolor esa frase inapropiada de su hijo, de su
esposa, de un ser querido. Vive con la interrogante de “PORQUÉ ME HIZO ESO,
PORQUÉ ME DIJO AQUELLO”. Quizás para usted es incómodo compartir momentos
especiales con esa persona. Cuando mira a esa persona lo hace con dolor y
resentimiento.
2-
Lamentablemente, la mayoría de
personas con las cuales guardamos un resentimiento que hemos petrificado en
amargura, son familiares, seres queridos a los que amamos. Difícilmente
podríamos desarrollar este tipo de sentimientos hacia personas ajenas a nuestro
círculo íntimo.
C. La amargura es difícil de detectar. Es
prácticamente un mal invisible. La
biblia menciona la amargura como una raíz porque es algo que no se ve.
Generalmente no nos damos cuenta que algunas de nuestras conductas y reacciones
se deben a motivos ocultos en el fondo de nuestro ser, ya sea por una niñez
inflamada de dolor, o por el maltrato que hemos sufrido a manos de alguien a
quien estimamos. Como la amargura es un mal oculto, muy difícilmente las
personas pueden reconocer que son presas de ella. Por eso, el escritor a los
hebreos dice “Mirad
bien”, RV60. He.12:15. El novelista
checoslovaco, Frank Kafka, escribió sobre la amargura: “El gesto de amargura
del hombre es, con frecuencia, sólo el petrificado azoramiento de un
niño”. (1883-1924). Es vedad, pues las reacciones amargas
en una persona pueden ser sentimientos negativos que se han venido ocultando
desde la niñez.
D. Esta emoción es muy fácil de
justificar: “El cristiano se siente culpable cuando comete un pecado. Sin embargo,
no nos sentimos culpables de pecado por habernos amargado cuando alguien peca
contra nosotros, pues la percepción de ser víctima eclipsa cualquier
sentimiento de culpa. Por lo tanto este pecado de amargura es muy fácil de justificar”.[1] Es posible que nos sintamos mal por haber tomado algo que no era
nuestro, pero que no sintamos la misma culpabilidad por estar enojados con
alguien. Pero aunque justifiquemos un sentimiento como el dolor que sentimos,
según la biblia, es lo mismo como si robáramos.
E. ¿Quiénes pudieron causar alguna raíz de amargura en nuestro
corazón?
1. Nuestros padres. El trato que nos dieron nos
trae malos recuerdos y sentimos un gran resentimiento contra ellos.
2. Nuestra pareja. No ha llenado nuestras
expectativas y sus hábitos nos perturban. A la vez, no hemos podido perdonar esa
ofensa que nos hizo, y vamos divorciándonos emocionalmente sin darnos cuenta.
3. Nuestros hijos,
cuando no son lo que esperábamos. Prv.17:25.
4. O quizás un hermano, que nos hirió profundamente.
5. Una persona de la iglesia, su conducta nos
exaspera, pues no olvidamos la discrepancia que tuvimos con ella y no nos la
tragamos.
6. Un amigo.
7. La persona que se burló de nosotros.
8. Pero también hay circunstancias como El hecho de no
hablar, de no comunicarse, Job 7:11; 10:1: “Por eso no puedo
quedarme callado. En mi dolor y mi amargura
voy a dar rienda suelta a mis quejas.” Y en otra parte, el mismo Job dice: “¡Ya estoy cansado de vivir! Voy a desahogarme con mis quejas,
voy a dar rienda suelta a mi amargura.” El quedarse callado con el dolor en el
fondo del alma, agiganta la amargura.
9. La falta de comprensión de nuestros errores y la
irresponsabilidad de no admitir nuestros errores, puede hacernos culpar a Dios
de todo lo que nos pasa. En el poema de Lamentaciones 3:5,15, encontramos las
siguientes palabras cargadas de dolor: ha
levantado a mi alrededor un cerco de amargura y sufrimientos… y en el versículo
15, dice: “El Señor me ha llenado de amarguras; amarga es la bebida que me ha
dado.” Después que Jerusalén es
destruida por los babilonios por la falta de arrepentimiento de los israelitas,
Jeremías interpreta el sentimiento del pueblo, y responsabiliza a Dios por todo
el dolor que siente como nación, al ver su ciudad en ruinas.
Lo mismo pasó con Noemí, la suegra de Rut, que después de
haber fracasado en Moab, cuando regresa a su pueblo, Belén, sus vecinas la
reciben con alegría, pero ella se queja y dice que Dios la ha tratado muy mal,
y por eso, ahora quiere que le llamen con el nombre “Mara”, el cual significa
amargura, Rut 1:20
10. Como en el caso de los Israelitas, Ex.1:14, un
trabajo forzado o en donde se nos trata mal puede crear tal
incomodidad en nosotros, que la amargura puede ser una secuela.
Hay
tantas razones por las cuales podemos amargarnos sin darnos cuenta. Es posible
que ahora mismo usted esté viviendo en un estado violento de amargura.
F. ¿Cómo podemos saber si estamos
contaminados con amargura?
1. ¿Si hay alguna cosa que constantemente lo perturba?
2. ¿Si piensa en vengarse de alguna forma por el mal que le han
causado?
3. ¿Si constantemente recuerda los detalles más pequeños de esa
ofensa?
4. ¿Si se siente ofendido y considera que tiene razón de estar
resentido?
5. ¿Si tiene reacciones airadas por motivos insignificantes?
6. Si cuando lee la Biblia, aplica sus enseñanzas a otras personas,
especialmente al ofensor.
Vivir
con amargura es peligroso, porque trae consecuencias nefastas para quien la
carga
II- ¿QUÉ EFECTOS CAUSA LA
AMARGURA?
A. Roba el gozo de Dios que todo cristiano
tiene que experimentar, Gál.5:22. La alegría, la dicha y el placer de
vivir son eclipsados por un sentimiento que mortifica. Nosotros somos
llamados a vivir con gozo siempre, 1Tsl.5:16 y Fil.4:4.
B. Enfermedades respiratorias (gripas, asma,
tos, sinusitis, etc). Enfermedades del corazón (Angina de pecho, infarto, etc.)
Enfermedades del sistema circulatorio (mala circulación, várices, colesterol,
etc.)
C. La amargura se hace acompañar del odio, la
auto compasión, el resentimiento, los deseos de venganza, terminamos
victimizándonos y perdemos identidad.
D. Jaime Mirón menciona siete consecuencias
graves de la amargura, todas ellas negativas para la persona que sufre este
mal:
1. La amargura impide que las personas entiendan los
propósitos de Dios en determinadas situaciones. Una persona que sufre
por alguna situación determinada, puede estar centrando toda su atención en el
dolor y no en lo que Dios le quiere enseñar con esa situación. Pero por favor,
recuerde, Dios es capaz de utilizar toda circunstancias para nuestro beneficio,
Ro.8:28. No deje que la amargura le robe la enseñanza que Dios quiere compartir
con usted mediante esa dolorosa experiencia que ha vivido.
2. Las raíces de amargura contaminan a muchas personas. He.12:15
menciona esta consecuencia. Las personas con amargura, no solo viven con este
sufrimiento, sino que también perjudican a personas cercanas, quienes sufren
las consecuencias y actitudes de alguien amargado. Una característica muy
preponderante de la amargura es que nos amargamos contra personas muy cercanas
a nosotros.
3. Impide que las personas tomen decisiones sanas, pues nubla
la razón, Sal.73:21,22. Yo
estuve lleno de amargura y en mi corazón sentía dolor, porque
era un necio que no entendía; ¡era ante ti igual que una bestia! Si ha dejado
de comprender el por qué de sus circunstancias, posiblemente sea la máscara de
la amargura la que le está impidiendo usar la razón.
4. El espíritu
amargo se disfraza como sabiduría o discernimiento. Una persona con un espíritu de amargura considera
sus razones lo suficientemente contundentes, y está completamente convencida de
que tiene razón de sentirse como se siente, y es capaz de convencer a otros de
lo mismo.
5. Da lugar al diablo, Ef.4:26.
6. El espíritu
amargo puede causar problemas físicos. Enfermedades, insomnio, depresión, etc. Muchos
males que se padecen pueden originarse en el resentimiento amargo que sentimos.
Podemos estar medicados, pero si la raíz del mal no desaparece, será inútil
mejorar con tratamientos médicos. No ataque con químicos lo que está en las
emociones, no se equivoque.
7. Se deja de
alcanzar la gracia de Dios, He.12:15. Esta es la consecuencia más grave, pues equivale a perder la
salvación de nuestras almas. ¿Por qué? Porque la gracia de Dios está
relacionada con el perdón, y quien es incapaz de perdonar por cualquier rencor
amargo alojado en su corazón, es imposible que reciba el perdón del Señor,
Mt.6:13,14.
8. El insomnio muchas veces está relacionado con esta emoción: “El sueño se me ha ido
por la amargura de mi alma”. Is.38:15.
Ya
sabemos qué es amargura y cuáles pueden ser sus terribles consecuencias. No nos quedaremos amargados, veamos qué
podemos hacer para erradicar esta emoción oscura:
III- ¿CÓMO CURARNOS DE LA
AMARGURA?
A. El zacate que se corta con machete, vuelve
a crecer porque las raíces han quedado en la tierra. Lo que hizo que esa hierba
creciera, aún quedó en la tierra, así que si no se elimina el mal desde su
interior, no puede ser eliminado. En nuestra congregación estamos cultivando un
jardín. Hemos sembrado plantas ornamentales de varias especies, pero,
inevitablemente, la maleza crece junto a las plantitas ornamentales.
Personalmente he cortado la hierba mala con herramientas de jardinería, pero
pocos días después vuelve a crecer, afeando el panorama del jardín. La única
solución que podemos aplicar es arrancar esa hierba desde sus raíces, para
lograr que no crezca por mucho tiempo.
B. El Dr.
Jaime Mirón en su librito “La amargura, el pecado más contagioso”, explica:
“La amargura es
resultado de sentimientos muy profundos, quizá los más profundos de la vida.
Por lo general, el ofendido considera que la ofensa es culpa de otra persona (y
muchas veces es cierto) y razona: “El debe venir a pedirme disculpas y arrepentirse
ante Dios. Yo soy la víctima".
C. Sin embargo, Dios manda: “Alejen de ustedes la amargura, las
pasiones, los enojos, los gritos, los insultos y toda clase de maldad”.Ef.4:31. DHH. La versión bíblica de Ausejo dice en
este versículo: “Desaparezca de entre vosotros toda amargura”… en todas
las versiones, una vez mandado esto, también se mencionan otras conductas, que
sin lugar a dudas, se originan en la amargura. Por lo tanto, destruir la
amargura, es destruir la raíz de todos los males consecuentes: las pasiones, el
enojo, gritos, insultos, y la maldad, sin contar muchas otras cosas que podrían
sumarse.
D. Remedios contra la amargura:
1. Debemos orar por las personas que nos han
herido, Job.42:7-9. Jesús mandó que oráramos por las personas que nos han
causado daño porque él sabía que esto era más beneficioso para nosotros que
para ellos, pues haciendo oraciones por los ofensores, vamos perdonándolos sin
darnos cuenta. La oración nos libera de ataduras emocionales, especialmente, de
la amargura.
2. Derribando fortalezas, 2Cor.10:5. Todo pensamiento
opuesto a la voluntad de Dios es una fortaleza, tiene poder sobre nosotros,
pero debemos identificarlos y combatirlos con el arma poderosa de la verdad.
Por eso, es necesario RENUNCIAR A TODO DOLOR que nos causara alguna persona, y
sustituir los pensamientos dolorosos, por aquellos que son de gozo y de
alegría.
3. Debemos reconocer la amargura como un pecado,
Ef.4:31. Mientras mantengamos sentimientos amargos contra algunas personas, no
podemos estar bien delante de Dios, porque el pecado aleja al ser humano de su
creador, Is.59:1,2.
4. Debemos reconocerla como un peligro y
alejarnos de ella, dejemos de abrazar esa raíz, porque corremos el riesgo de
perder nuestra salvación, He.12:15.
5. Debemos perdonar profundamente. Ismael era el
primer hijo de Abraham. Debido a los conflictos que había entre Agar, mamá
de Ismael, y Sara, esposa de Abraham, Abraham tuvo que echar a Agar de su casa,
junto con su hijito Isamel, Gn.21:10-14. Es claro que Ismael afrontó
circunstancias difíciles, y aunque tenía razones para odiar a su padre por
haberlos echado de su casa, siguiendo las instrucciones de su mujer, cuando
Abraham estaba a punto de morir, Ismael asistió a su padre, y junto con su
hermano, Isaac, enterró a Abraham, quien lo había echado de su casa años atrás,
Gn.25:9.
CONCLUSIÓN:
1. Aunque los amigos de Job no lo habían
tratado bien, Dios lo mandó a orar por ellos para perdonarlos, Job.42:7-9. Job
estaba herido y con llagas, sin embargo, no esperó a sanar para orar por
sus amigos. La amargura hace que nos sintamos heridos en lo más profundo del
corazón, pero Dios nos manda orar por aquellos que nos han dañado, Mt.5:44,
aunque nos sintamos mal. Y cuando estén orando, perdonen lo que tengan contra otro, para
que también su Padre que está en el cielo les perdone a ustedes sus pecados.Mc.11:25, DHH.
2. Cuando tu perdonas glorificas a Dios,
porque haces su voluntad al perdonar como él te lo pide, además, aunque
tienes buenas razones para vengarte, dejas que él lo haga por ti, también así
cumples con su voluntad, porque no tomas el lugar que le corresponde al Señor.
3. San Pablo siguió su propio consejo cuando
dejó la venganza en manos de Dios, 2:Ti.4.14.
4. Un pintor famoso tuvo que hacer el retrato
de Alejandro Magno. Debía representar al gran conquistador de la manera más
digna y fiel. Como Alejandro tenía una cicatriz fea y muy visible en la frente,
el artista estaba en un aprieto: Si dejo la cicatriz, pensó él, esto
desfigurará al monarca, pero si la quito, la imagen no será fiel. ¿Qué tengo
que hacer? Entonces se le ocurrió pintar al rey reflexionando, con la mano
sobre la frente y un dedo alargado ocultando la herida. Así, los hijos de Dios
deberían meditar en cómo poner el dedo de amor sobre los defectos o las
fragilidades de sus hermanos en la fe. Pongamos no solo un dedo, sino toda
nuestra voluntad para hacer morir esa cicatriz que tenemos en el alma.
[1]Mirón, J. (1994). La amargura, el pecado más contagioso (6).
Miami, Florida, EE. UU. de A.: Editorial Unilit.
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